“En vez de pagar justicia social, el Gobierno pagó el gas pimienta”, aseguró el Pontífice al cuestionar a la Policía por los incidentes registrados la semana pasada, en una manifestación a favor de la ley de movilidad jubilatoria y aseguró que “tierra, techo y trabajo” son “derechos sagrados” y calificó de “trascendente” la tarea que esos espacios llevan adelante.

Así lo expresó al brindar un discurso en el marco del décimo aniversario del Primer Encuentro Mundial de Movimientos Populares, en Roma.
“Hoy conmemoramos un momento que marcó nuestra historia común. Se cumplen 10 años del primer Encuentro Mundial de Movimientos Populares. Aquel día en Roma plantamos una bandera: tierra, techo y trabajo son derechos sagrados. Que nadie les quite esa convicción, que nadie les robe esa esperanza, que nadie apague sus sueños”, afirmó el Papa en su discurso en la sede del Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral desde el Vaticano.
El lema de la iniciativa organizada por el Encuentro Mundial de Movimientos Populares (EMMP) y el Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral (DSDHI) es “Plantando bandera frente a la deshumanización” y, en representación de la Argentina, participan el dirigente social Juan Grabois, y el secretario general del UTEP, Alejandro Gramajo.
“La misión de ustedes es trascendente: si el pueblo pobre no se resigna, el pueblo se organiza”, subrayó el Santo Pontífice y llamó a no dejarse “abatir por el dolor o la resignación”.
“De los pobres dependemos todos, también los ricos. Mientras no se resuelvan radicalmente los problemas de los pobres, renunciando a la autonomía de los mercados y la especulación financiera, y atacando la causas estructurales de la inequidad, no se resolverán los problemas del mundo”, expresó el Papa.
Además, sostuvo que reconoce que “los empresarios crean puestos de trabajo y contribuyen al desarrollo económico”, pero que “los frutos del desarrollo económico no se distribuyen bien” y sostuvo que “acumular no es virtuoso”, mientras que “distribuir sí lo es”.
“El diablo entra por los bolsillos siempre; no se olviden”, aseveró.


En otro tramo de su discurso, Francisco dijo que “la justicia social es inseparable de la compasión”, criticó que “las ideologías deshumanizadas promueven la cultura del ganador que es un aspecto de la cultura del descarte” y remarcó “la centralidad de los pobres en el Evangelio”.
“La cultura humana de un pueblo se ve en cómo cuidan sus niños y cómo cuidan a sus viejos. Si a los viejos los mandan al depósito de los geriátricos y los dejan morir solos de pena, ese pueblo no tiene cultura, no es humano. Si a los niños no se los cuida, no se los hace crecer, ese pueblo no tiene futuro. Cuiden a los chicos y a los viejos”, subrayó.
Por otro lado, el Papa afirmó que la violencia se gesta con “el silencio de la indiferencia que habilita el rugido del odio”, al criticar la “represión” y añadió que “la justicia social y la ecología integral sólo se entiende a partir del amor”.
“La cobardía lleva a muchos políticos a cambiar sus convicciones por sus conveniencias. Los pasaron por la amansadora de grandes medios, las redes sociales, tuvieron miedo y claudicaron. Adoptan entonces posturas serviles frente a los económicamente poderosos. Renegar de los ideales nobles y generosos para servir al dinero o el poder es una gran apostasía. No pasa solo con los políticos, pasa con los dirigentes sociales, sindicales, con los artistas e intelectuales y también con nosotros, los sacerdotes”, apuntó.
En ese marco, afirmó: “Me hicieron ver una represión, hace una semana o un poco menos. Obreros, gente que pedía por sus derechos en la calle. Y la policía la rechazaba con una cosa que es lo más caro que hay, ese gas pimienta de primera calidad. Y no tenían derecho a reclamar lo suyo, porque eran revoltosos, comunistas. No, no. El gobierno se puso firme y en vez de pagar la justicia social pagó el gas pimienta, le convenía. Ténganlo en cuenta eso”.
En ese sentido, el Papa le pidió a los movimientos sociales a que sean “custodios de la justicia social” y que “sigan combatiendo la economía criminal con la economía popular”,
También, le dedicó un fragmento de exposición a “situaciones destructivas que se están metiendo en los sectores más pobres pero afectan a todas las clases sociales: las apuestas online y el mal uso de las redes”.
“El narcotráfico, la prostitución infantil, la trata de personas, la violencia brutal en los barrios y todas las formas de criminalidad organizada crecen sobre la tierra arada por la miseria y la exclusión que en definitiva son su condición de posibilidad”, afirmó.