Habemus Papam: Robert Prevost fue elegido como nuevo Sumo Pontífice de la Iglesia Católica con el nombre León XIV

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Nacido en Estados Unidos y por arzobispo emérito de Chiclayo en Perú, en su primer mensaje saludo en castellano a su antigua diócesis.

En medio de una ovación, decenas de miles de personas reunidas en la Plaza de San Pedro recibieron con euforia al nuevo papa: Robert Prevost, el primer pontífice de Estados Unidos, quien adoptó el nombre León XIV.

A las 13.08, la fumata blanca finalmente había emergido de la chimenea de la Capilla Sixtina, tras un día de espera, anunciando la elección del nuevo papa, el 267 en la historia y sucesor de Francisco. En ese momento, repicaron las seis imponentes campanas de la Basílica de San Pedro, en señal de júbilo.

La elección del nuevo papa se concretó en la cuarta ronda de votación, al igual que ocurrió con Benedicto XVI en 2005.

Una hora después de la fumata blanca -igual que en 2013-, el cardenal protodiácono, el corso-francés Dominique Mamberti, salió al balcón central de la Basílica de San Pedro, conocido como la “loggia”, para pronunciar el tradicional anuncio en latín: “Habemus Papam”, seguido del nombre del elegido y el que adoptará como pontífice, todo en latín.

Prevost, un misionero de 69 años que dedicó su carrera a servir en Perú y lidera la poderosa oficina de obispos del Vaticano, salió minutos después a ese mismo balcón para enviar su primer mensaje, “Que la paz sea con ustedes”, dijo León XIV desde el balcón, y le agradeció especialmente a Francisco, quien lo creó cardenal el 30 de septiembre de 2023.

El papa recordó, en italiano, que fue un sacerdote agustino, pero que era sobre todo un cristiano y un obispo, “para que todos podamos caminar juntos”.

Prevost, quien tiene también nacionalidad peruana, también habló brevemente en español, para enviarle un mensaje a su diócesis: “Si me permiten también una palabra, un saludo (…) en modo particular a mi querida diócesis de Chiclayo en Perú, donde un pueblo fiel ha acompañado a su obispo, ha compartido su fe”.

Su antecesor argentino, Jorge Bergoglio, sorprendió al mundo el 13 de marzo de 2013, cuando, a los 76 años, se presentó en el balcón con un informal “Queridos hermanas y hermanos, buonasera”, pero lo que dejó una huella histórica fue su decisión de adoptar el nombre de Francisco. En honor al santo patrono de Italia y de Asís, quien, en la Edad Media, renunció a sus riquezas para dedicarse a los pobres, celebró la belleza de la naturaleza y se sintió llamado a reconstruir la Iglesia.

Francisco, como es bien sabido, salió a la loggia reflejando su estilo austero y sencillo: vistiendo únicamente el hábito talar blanco, característico de los pontífices (sin la muceta roja) y sus viejos zapatos ortopédicos negros, luego de rechazar los tradicionales zapatos de suave piel roja que suelen portar los papas. Llevaba también su cruz pectoral de arzobispo de Buenos Aires, plateada y con la imagen del Buen Pastor, que ahora se reproduce sobre la sencilla tumba en la que eligió ser enterrado en la Basílica de Santa María Mayor, cerca de la Virgen Salus Populi Romani, a la que veneraba, fuera del Vaticano.

Pocos días después recibir el birrete rojo de manos del papa Francisco, el 30 de septiembre de 2023, el cardenal norteamericano Robert Francis Prevost lamentó tener tan poco tiempo libre. “Me considero un gran aficionado al tenis”, contó en una entrevista el arzobispo emérito de Chiclayo. “Desde que dejé Perú tuve pocas ocasiones de practicar, así que estoy deseando volver a las canchas”. Pero parece poco probable que a sus 69 años, y tras el giro copernicano,que experimentará desde hoy su vida, vuelva a tener la oportunidad de pulir sus tiros.

Tuvieron que pasar 266 papas para que finalmente el trono de Pedro fuera ocupado por un norteamericano, algo que parecía imposible. Nacido en Chicago y con ciudadanía peruana por su trabajo de casi 20 años en el país sudamericano, Prevost hizo historia al convertirse hoy en el primer pontífice de Estados Unidos y el segundo del continente americano, luego de ser electo por la mayoría de los cardenales en el cónclave para suceder al fallecido Jorge Bergoglio.

Mientras la Iglesia se debatía entre continuar con la agenda inclusiva de Francisco o volver a una senda doctrinal conservadora, los partidarios de este cardenal agustiniano lo presentaron como una alternativa equilibrada entre los papables, capaz de manejarse entre las alas progresistas y conservadoras que han generado profundas divisiones y luchas internas.

Alineado con los ideales de Francisco, Prevost fue prior general de los Agustinianos y obispo de Chiclayo, en el noroeste de Perú, donde fue designado en 2014 por el papa argentino. Como señal de su máxima confianza hacia este cardenal, fue en 2023 que Francisco lo llevó a la curia romana para estar al frente de uno de los “ministerios” más importantes del Vaticano: el Dicasterio para los Obispos, un cargo clave en la estructura de la Iglesia por ser el que se encarga de la selección de obispos en todo el mundo.

Prevost veía su tarea como la de identificar a hombres que encarnaran los ideales de Francisco. Al frente de esa poderosa institución, fue testigo también de las pugnas de su mentor papal con los conservadores católicos. Su rol de “descubridor” de obispos y su fuerte impronta sudamericana durante el papado de Francisco hicieron que mantuviera un contacto continuo con la jerarquía eclesiástica alrededor del mundo.