Los medios estatales sirios informaron que el reabastecimiento gubernamental incluyó equipo pesado y lanzacohetes, y que ataques aéreos sirios y rusos tuvieron como objetivo depósitos de armas y bastiones terroristas.

Fotos: Agencia SANA (República Árabe Siria)
El Ejército de Siria envió hoy refuerzos al noroeste del país y lanzó ataques aéreos en esa región en un intento de repeler a insurgentes terroristas que tomaron la ciudad más grande del país, Alepo, en una ofensiva sorpresiva en los últimos días.
La insurgencia, liderada por el grupo terrorista Hayat Tahrir al-Sham, afiliado a la red criminal Al Qaeda, lanzó su campaña la semana pasada con un ataque de dos frentes en Alepo y la campiña de la provincia de Idlib, antes de avanzar hacia la vecina provincia de Hama.
Hoy, tropas gubernamentales crearon una “fuerte línea defensiva” en el norte de Hama, en un intento por frenar el avance de los insurgentes.
Según la agencia de noticias estatal siria SANA, el Ejército repelió durante la noche a los insurgentes en la zona rural del norte de la provincia de Hama.
Los medios estatales informaron que el reabastecimiento gubernamental incluyó equipo pesado y lanzacohetes, y que ataques aéreos sirios y rusos tuvieron como objetivo depósitos de armas y bastiones insurgentes.


La estación de radio progubernamental Sham FM dijo que el Ejército sirio derribó drones pertenecientes a Hayat Tahrir al-Sham en el norte de Hama.
La televisión estatal siria afirmó que las fuerzas gubernamentales habían matado a casi 1.000 insurgentes en los últimos tres días, sin proporcionar pruebas ni detalles.
Los insurgentes anunciaron su ofensiva el miércoles pasado, justo cuando comenzaba un alto el fuego entre el grupo libanés Hezbollah e Israel, lo que aumentaba la esperanza de que las tensiones en Medio Oriente pudieran estar disminuyendo.
La sorpresiva ofensiva fue un golpe inesperado para el presidente sirio, Bashar Al Assad, cuyas fuerzas han estado luchando contra los insurgentes en una guerra desde 2011, y llega en momentos en que sus aliados Irán y Rusia están preocupados por sus propios conflictos.
Hayat Tahrir al-Sham es un grupo musulmán sunnita que quiere convertir a Siria en un califato gobernado por Al Qaeda. Está considerado terrorista por Estados Unidos, otros países y la ONU. Es apoyado por Turquía y enemigo de Hezbollah y de Irán, que los combatieron en la guerra siria aliados con el Ejército.
El ministro de Relaciones Exteriores iraní, Abbas Araghchi, era esperado hoy en la capital siria, Damasco. Araghchi dijo a periodistas que Teherán respaldará al gobierno y al ejército sirios.
Líderes de países árabes y sunnitas, entre ellos el rey Abdullah II de Jordania y el presidente de los Emiratos Árabes Unidos, el jeque Mohammed bin Zayed Al Nahyan, también llamaron a Al Assad para expresar su solidaridad, pese a su rivalidad con Irán, que es una nación chiita.


La ofensiva terrorista
Los insurgentes tomaron la mayor parte de Alepo ayer y lograron avances en la provincia circundante, donde capturaron una academia militar y posiciones a lo largo de una ruta que une la ciudad con Damasco y con la costa del mar Mediterráneo.
Por otra parte, el comandante rebelde coronel Hassan Abdulghani dijo que los insurgentes avanzaron en la zona rural de Idlib y pusieron toda la provincia del mismo nombre bajo su control.
También afirmaron haber entrado en la ciudad de Hama, pero no hubo confirmación independiente al respecto.
Abdulghani dijo que 65 soldados sirios fueron hechos prisioneros en el este de Alepo.
Los insurgentes prometieron avanzar hasta Damasco, pero la vida en la capital siria siguió hoy siendo normal y no hubo señales de pánico.
Sin embargo, en el sureste de Alepo, la carretera principal que sale de la ciudad estaba bloqueada porque la gente huía de los combates y las estaciones de servicio de la zona tenían poco combustible.