Copa Libertadores: River cayó sin atenuantes por 3 a 0 ante Atlético Mineiro y espera remontar en el Monumental

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En la primera semifinal del torneo jugada en Belo Horizonte, el conjunto brasileño se impuso con dos goles de Deyverson y uno de Paulinho. De esta manera, el Millonario le complicó seriamente a los “millonarios” su chance de acceder a la final de esta Copa.

El “primer chico” de River Plate ante Atlético Mineiro en Belo Horizonte, por la semifinal de ida de la Copa Libertadores, lo perdió “por escándalo”, ya que sucumbió por un contundente 3 a 0 que lo dejó muy mal parado para la revancha del próximo martes en el Mas Monumental.


River empezó a pasarla mal en el modernísimo Arena MRV (fue inaugurado en agosto del año pasado) ya desde poco antes de comenzar el encuentro, cuando haciendo movimientos precompetitivos dentro mismo del campo de juego, Marcos Acuña se resintió de su ya recurrente tendinitis en el isquiotibial izquierdo y debió ser reemplazado de urgencia por Enzo Díaz.


Inmediatamente después, apenas comenzado el partido, antes de los cinco minutos el inefable Deyverson avisó con un gol que le fue anulado por posición adelantada tras un tiro de esquina lanzado desde la izquierda por el zurdo Gustavo Scarpa. La magnífica pegada de Scarpa en la pelota parada era una daga que se clavaba en el corazón de la defensa riverplatense cada vez que lanzaba desde los costados, sin importar si era desde la izquierda o la derecha.


Pero no solamente de la pegada de Scarpa vive el equipo dirigido por Gabriel Milito, sino que también tiene a otros buenos lanzadores con pelota en movimiento como por ejemplo el defensor Lyanco Vojnovic, el nacionalizado serbio que viene de actuar en Bologna, de Italia y Southampton, de Inglaterra, que sobre los 22 minutos envió un balón largo que el portentoso Hulk alcanzó a desviar hacia Deyverson ganándole en el roce físico a Germán Pezzella, y el ex Cuiabá definió “limpiando” literalmente a Franco Armani con una gambeta en “una baldosa”.


Era justo en definitiva el triunfo parcial de los locales hasta promediar esa etapa inicial porque la iniciativa y la posesión, en la corta y en la larga, siempre pasó por los pies de los jugadores de Atlético Mineiro.


Y la otra mitad de ese primer tiempo tampoco tuvo una tónica diferente a la primera, ya que River nunca llegó a inquietar al arquero Éverson pero tampoco a la defensa encabezada por el argentino Rodrigo Battaglia en general, ni siquiera cuando Facundo Colidio procuraba desequilibrar en algún mano a mano o la búsqueda de un centro que encontrara bien posicionado a Miguel Borja.


Pero lo peor para River fue que hasta el cuarto de hora del complemento la situación tampoco había cambiado, y entonces fue que Marcelo Gallardo decidió aplicar cirugía mayor en la mitad de la cancha con los ingresos simultáneos de Rodrigo Villagra, Maximiliano Meza y Manuel Lanzini por Nicolás Fonseca, Santiago Simón e Ignacio Fernández. La línea de tres en el fondo también flaqueaba, pero no se modificó.
Y el efecto de esa renovación en la media cancha de los de Núñez fue inmediata, ya que empezó a tener lo que antes adolecía, que era volumen de juego, y eso se lo brindaron especialmente Lanzini y Meza, asociándose permanentemente a ambos costados del campo mineiro.


Eso permitió que la posesión estuviera más repartida y por ende, cada vez que tuvo la pelota, River pudo jugar mucho más cerca de Éverson. Pero lo que faltaba como aderezo para completar ese plato más ofensivo a un par de delanteros más picantes, y entonces el “Muñeco” les apuntó a Pablo Solari y el paraguayo Adam Bareiro para relevar a Colidio y Borja.


Eran cinco cambios seguidos de River, todo su mediocampo y toda su delantera, pero esas últimas dos últimas variantes llegaron cuando el partido se detuvo por el segundo gol de Deyverson, quien asumió una perfecta diagonal para una perfecta habilitación de Guilherme Arana que el rubio atacante definió, cruzado, de zurda, para que el balón rebotara en el poste izquierdo y llegara a la red. Pero cuando todavía no había absorbido ese impacto, cuatro minutos más tarde Paulinho remató desde el borde del área, el balón se desvió en Paulo Díaz y se transformó en un 3-0 inesperado y difícil de levantar en la revancha.


Porque si estas definiciones son partidos de 180 minutos, este “primer tiempo” terminó siendo “demasiado” favorable para los brasileños y complicado de asimilar para River en este “descanso largo” de una semana, hasta que se vuelvan a ver las caras el martes que viene, 29 de ,octubre, en el Mas Monumental.


Y lo de “inesperado” de la derrota surge porque, si bien River venía jugando sin demasiadas luces en el campeonato de la Liga Profesional, una derrota tan amplia obliga a la épica en la vuelta, y eso suele darse por una mezcla de mejor juego, factores anímicos y físico, y por supuesto también una dosis de azar. Y todo eso junto, pocas veces se conjuga.


Por eso la semana será de incertidumbre para este River que de superar esta instancia iba a disfrutar de la posibilidad de jugar la final nada menos que en su propio estadio. Y sería una picardía que desperdiciara semejante oportunidad, para sí mismo como para todo el fútbol argentino.