¿Querés conocer cuáles son los “fracasos” del emprendedor?

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Repasaremos una serie de advertencias para minimizar los errores cuando comenzamos nuestro proyecto.

Por Lic. Juliana de la Torre*

En “El libro Negro del Emprendedor”, Fernando Trías de Bes enumera una serie de advertencias para minimizar los fracasos cuando llevamos adelante nuestro emprendimiento.

Si bien aquel que alguna vez decidió emprender conoce casi al dedillo estos temas, nunca está mal repasar los motivos que llevan a que nuestro camino emprendedor se vea obstaculizado.

Acá te listo algunos:

1. Emprender con un motivo, pero sin una motivación

Cuántas veces nos decimos: “no quiero depender más de un jefe” “estoy cansado/a de cumplir horarios” “quiero tomarme vacaciones cuando se me dé la gana” “quiero demostrarle a mis padres/amigos/familia/ a mí mismo que puedo hacer algo por mi cuenta” “si me despiden me pongo un café y listo” etc, etc, etc

Tener un motivo no está mal, cualquiera de estas causas son válidas…pero ¿Dónde se encuentra la motivación?

¿Realmente me hace ilusión realizar este proyecto?  ¿Cuál es mi deseo real para emprender?

 Y una pregunta que parece simple pero no lo es para nada: ¿Para qué quiero emprender?

2. No tener carácter emprendedor

Emprendedor ¿Se nace o se hace? ¿Qué características tiene el emprendedor? 

Si googleamos, seguramente encontraremos varias de ellas enumeradas (independencia, innovación, persistencia, liderazgo, pasión, visión, planificación, resiliencia, creatividad, inteligencia emocional…en fin) pero “tener carácter emprendedor” es hacer lo que se desea…y punto.

Emprender es arriesgarse, es enfrentarse a la incertidumbre, es ser valiente. 

¿Cómo te ves emprendiendo?

3. No ser un luchador

¿Nacemos con las aptitudes alineadas a nuestros deseos? La verdad es que no siempre.

Hace poco vi  a Ed Sheeran en un reportaje donde mostró por primera vez un audio suyo de las primeras veces que cantaba y tocaba la melodía…casi ni él pudo escucharlo…¿Fue culpa de la suerte que se haya convertido en tan buen compositor, cantante y músico? o ¿Su deseo de serlo fue más grande que sus aptitudes y trabajó fuertemente para alcanzar sus sueños? 

Ser un luchador es eso…estudiar, practicar, ser constante, tenaz, perseverante y sobreponerse a las dificultades.

¿Qué tan dispuesto estás a perseguir ese deseo?

4. Contar con socios cuando en realidad puede prescindir de ellos

Muchas veces sentimos miedo, inseguridad, necesitamos la compañía para no sentir la oledad en tareas poco agradables como mandar, ordenar, dirigir, llevar el negocio adelante.

¿Realmente necesitamos ese partner? ¿Podemos hacerlo solas/os? ¿Que obstáculos encontramos que no podemos sortear solas/os?

5. Decidimos que necesitamos socios…y no definimos criterios de elección relevantes

Vamos a resumir esto en una simple pregunta: ¿Compartimos la misma escala de valores?

Creo que es el pilar fundamental para una sociedad, luego podemos hablar de complementariedad (¿Qué talentos tiene el/ella que yo no?), de ambiciones (¿Hasta dónde está dispuesta/o a llegar? ¿Cuánto le gustaría ganar?) y de dejar las cosas lo más claras posibles para que en el caso de que se presenten dificultades y haya diferencias, se minimicen las fricciones.

6. Ir a partes iguales cuando no todo el mundo aporta lo mismo

Es aconsejable repartir funciones entre los socios, definir poderes, aportes realizados (en dinero o especies), si se trabaja en el proyecto o solamente se aporta dinero, entre otras.

Resulta incómodo, sobre todo al principio del negocio donde hay ilusión, emoción y adrenalina; pero súper importante detenerse a hablar de estos temas para que en el momento de resolver diferencias puedan disolverse de la mejor manera.

7. Falta de confianza y comunicación con los socios

Problemas como aportes de cada uno, eficiencia y eficacia en el trabajo del socio, forma de hablar, de vestirse, estilo profesional, desconfianza! Y sobre todo, el paso del tiempo: los mismos acuerdos del principio pueden ser muy diferentes después de unos años en el negocio.

Es donde se ponen a prueba los valores, la comunicación y la sinceridad acompañada por la flexibilidad en el pensamiento y empatía para que pueda llegarse a una buena resolución.

8. Pensar que la idea depende del éxito

Si llevás un buen tiempo en el mundo emprendedor ya sabés que las ideas no se roban…y si se roban…bien por ellos pero nunca – nunca – la van a desarrollar como el que las pensó. Es más, más que de idea hablamos de oportunidades, de formas de desarrollarlas, de lugares donde desarrollarlas. 

Es decir, la forma de la idea y cómo la llevamos a cabo es más importante que la idea en sí. A eso lo llamamos ventaja competitiva: eso que nos hace diferentes al resto.

9. Adentrarse en sectores que no gustan o se desconocen

A veces pensamos que nuestra idea podemos desarrollarla en cualquier sector y no sólo eso, sino en uno en el que no tenemos experiencia y ni siquiera nos gusta. 

Es importante analizar el mercado en el que nos queremos insertar, hablar con personas de ese sector, preguntar, visitar, conocer a la competencia … y luego decidir.

10. Escoger sectores de actividad poco atractivos

La elección del sector está relacionada con la salud financiera. Un sector que tiene mucha demanda y poca oferta nos muestra que las empresas tienen más poder para negociar, consiguiendo financiación de los proveedores, cobros anticipados de los clientes, más ofertas crediticias de los bancos.

Se vuelve necesario detenerse en este análisis al momento de elegir el sector, además del estudio de la competencia y del  lugar geográfico.

11. Hacer depender el negocio de las necesidades familiares y las ambiciones materiales

La diversificación es una de las claves para la organización del negocio y las necesidades familiares.

Cuando nos lanzamos a emprender solemos utilizar nuestros ahorros, pedir financiación a la familia, y en algunos casos al banco,

¿Cómo hacemos para solventar nuestras necesidades personales o familiares llevando el negocio adelante?

Es fundamental el apoyo de la familia, si hay otro ingreso en el núcleo familiar, si nos guardamos ahorros para utilizar hasta que el negocio empiece a tener beneficios, y algo sumamente importante: contemplar en el plan de negocios nuestro sueldo, separar las cuentas del negocio de las personales, de las familiares, tener en claro las deudas, etc., hace que nos aseguremos algo de tranquilidad.

12. Emprender sin asumir el impacto que tendrá sobre nuestro equilibrio vital

Es prácticamente inevitable el impacto de nuestra actividad emprendedora en nuestra vida profesional.

Ponemos horas, cabeza y corazón a nuestro emprendimiento, nos cuesta desconectar del negocio mientras estamos de vacaciones, en una reunión familiar o de amigos, a las 23 hs mientras miramos una serie…

Claro que se puede ser consciente de esto y adoptar herramientas que no perjudiquen nuestra vida personal y profesional en pos de nuestro negocio, hay que estar atentos, hay que trabajarlas, hay que encontrar el equilibrios…se puede.

13. Crear modelos de negocio que no dan beneficios rápidamente y de modo sostenible

Tener una idea y poder implementarla es muy satisfactorio. Pero cuando recibimos los primeros beneficios por ese negocio se nos multiplica la alegría. Entonces…por que realizar proyecciones a mediano o largo plazo y justificar la falta de ingresos con frases como “estaba en los planes”

Un negocio debe demostrarnos que puede generar beneficios rápidamente y no solo eso, sino que puede crecer y volverse sostenible. 

Este es el negocio que nos mantiene la ilusión, que nos motiva y nos alimenta el motor de la pasión…entonces “es por acá”. 

14. Ser emprendedor y no empresario, y no retirarse a tiempo

Hay emprendedores seriales, hay emprendedores que emprenden y siguen en su negocio toda la vida, hay emprendedores que en determinado momento de su emprendimiento ya no se identifican con el de la misma manera. 

La pregunta es: ¿Si arrancamos un negocio y nos va bien, es para toda la vida?

Saber retirarse a tiempo, cuando ya no podemos gestionar, cuando no nos identificamos, cuando se nos hace pesado el día a día; pasa a ser una decisión muy inteligente a nivel personal y negocio…escuchemos las necesidades de ambos.

Estos son algunos de los fracasos que podemos cometer al iniciar nuestro camino emprendedor.

¿Puede haber más? ¡Claro que sí! Cada emprendimiento es único, así como la persona que lo ejecuta…lo importante pasa a ser la mirada que tenemos ante esos fracasos, aprender lo que nos vinieron a enseñar para no repetirlo nunca más (por lo menos de la misma manera) y abrazarnos a la frustración… que termina fortaleciéndonos.

Termino con una frase de un gran emprendedor: “El Fracaso es una Gran Oportunidad para Empezar otra vez con más Inteligencia” – Henry Ford.

*Lic. Juliana de la Torre, consultora de pymes y emprendedores; coach ontológico, docente universitaria y emprendedora

IG: @_julidelatorre