Otro escándalo en el Banco Nación se resuelve con la salida de un miembro del directorio

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Una semana después de que estalló el escándalo en el Banco Nación, Silvina Batakis, su directora, separó a la gerenta que contrató a una numeróloga. María del Carmen Barros quedó en el ojo de la tormenta luego de que una investigación de PPT revelara la existencia de un contrato millonario para obtener los servicios de Verónica Laura Asad, conocida como “Pitty”. Además de este escándalo, Batakis presentó el pasado mes de julio una lista ante el directorio del Banco Nación en la que, entre otros, proponía la designación de su exmarido Héctor Javier Silva como Gerente de Sistemas.

Pitty la numeróloga

La responsable de la contratación, María del Carmen Barros, será separada de la entidad. Massa reconoció que le pidió a Batakis que la separe del cargo: “Mañana el directorio lo va a hacer”, explicó en declaraciones por C5N y añadió: “Al menos hasta que esto se aclare”.

Asad, quien cobró notoriedad en los medios por su don para establecer relaciones ocultas entre números, seres vivos y fuerzas físicas o espirituales, detalló la última semana que Barros tuvo primera consulta particular con ella. Posteriormente, la funcionara le ofreció a “Pitty” un contrato, que sería financiado por la organismo bancario.

“Me dijo que iba a tener que pasar un montón de entrevistas y así lo hice. Presenté mi currículum, pasé por aquellas entrevistas, expliqué que tipo de coach daba y, finalmente, habló con mi secretaria respecto de cuánto iba a cobrar”, precisó. De acuerdo con el informe de Periodismo para Todos (PPT), dato que luego sería confirmado por la misma numeróloga, cobró $1,8 millones en el lapso de seis meses, una cifra mensual de $300.000.

Además de “Pitty” la numeróloga, y según lo expuesto durante el programa de Jorge Lanata por El Trece, Batakis presentó el pasado mes de julio una lista ante el directorio del Banco Nación en la que, entre otros, proponía la designación de su exmarido Héctor Javier Silva como Gerente de Sistemas.

La periodista Cecilia Boufflet destacó además que el excónyuge de Batakis “es una persona de 59 años, por lo que no se trató además de una incorporación tradicional del Banco”. Previo a enviar aquel listado, Batakis no hizo referencia alguna al vínculo personal que mantenía con Silva, lo que generó cierto malestar entre los miembros de la comitiva.

Junto a ello, la titular del BNA también aprobó -sin consultar ni someter la decisión a votación- un aumento exorbitante para Barros en materia de sueldo. La gerente general pasó a cobrar entonces, entre premios y bonos, un monto aproximado de nueve millones de pesos. “Su primer cobro fue equivalente a US$15.000″, develó PPT.

Silvina Batakis

Más irregularidades
El caso de la numeróloga no fue la única irregularidad de la gestión Batakis al frente del Nación. También dejó de lado su propio decreto para hacerse de un gerente cercano, su exmarido, Héctor Javier Silva, en un puesto clave.

Una investigación de Diego Cabot sostuvo que varias cosas se esconden detrás de estos nombramientos. El ingreso del exmarido de Batakis tiene algunas aristas y tres personas que conocen de adentro la entidad coincidieron en que no es posible que se nombre un gerente sin la anuencia del gremio, La Bancaria, que maneja Sergio Palazzo.

Para hacerlo efectivo, la gerente general ascendida por Batakis, María del Carmen Barros, desplazó a dos gerentes, los de Negocios y Tecnología, Gastón Álvarez y Cristian Lestani respectivamente, y los mandó a sucursales del exterior. Lestani, de sistemas, terminó en Miami. En ese lugar ingresó Silva, sin concurso de antecedentes ni examen, toda una anomalía en un puesto eminentemente técnico.

Cuentan que La Bancaria tiene una fuerte impronta a la hora de que se sumen empleados, especialmente en puestos medios. Además, en los nombramientos de mandos altos también hay una pseudo corporación: “los gerentes”. Ahí conviven empleados de mucha trayectoria y antigüedad, que han hecho el camino ascendente en la entidad y no ven con buenos ojos que la política coloque nuevos alfiles en ese lugar del organigrama.

De ahí que varios cargos políticos se completan en la casilla de “asesores”, que facturan o tienen contratos de corto plazo y se renuevan cada vencimiento. Justamente, en los pasillos del organismo corre un fuerte rumor: la gestión Batakis tiene en carpeta un proyecto para que los “asesores” queden incorporados a la planta permanente.

María Barros

La gerenta general, a su vez, también tiene contratada a una persona de su máxima confianza: Juan Manuel Romero. El 28 de julio pasado, el jefe de los choferes cobró de sueldo en mano poco más de $512.000, a lo que se sumaron otros $606.335,62 de horas extras. El 20 de julio, además, se hizo de otros $80.000 en concepto de viáticos y movilidad, un ítem que solo los altos funcionarios perciben. Todos estos pagos están autorizados por la Gerencia General, es decir, por Barros.

Según la misma investigación de Cabot, al menos dos colaboradoras de prensa de La Bancaria, que se ocupan de llevar el día a día del gremio, tienen contratos en la entidad. Con solo preguntarle a Sergio Palazzo se podrían conocer sus nombres.

Ahora bien, de regreso a la nómina del Banco, la gestión Hecker/Batakis ha caminado en sentido contrario a lo que ocurrió en el sector. Por caso, la banca pública, que contiene a todas las entidades estatales e incluye al Nación, tenía 39.123 trabajadores en diciembre de 2020 y bajó a 38.592 en marzo pasado. En ese período, los 10 principales bancos privados pasaron de 47.626 a 43.716, lo que representó una caída de 8,6% de su dotación. Mientras el total del mercado financiero pasaba de 103.515 a 98.028 dependientes, el Banco Nación aumentaba.

Hace un año, Batakis firmó un decreto para ser más explícita en la prohibición de contratar nuevos agentes, algo que ya estaba vigente desde hace años. Pero el kirchnerismo siempre encontró los vericuetos como para hacer del empleo público su privilegiada bolsa de trabajo, o de favores. A nadie le importó la norma de la exministra, tan intrascendente, que ella misma se ocupó de violentar cada día hábil en el que llegó a trabajar. Entró a los codazos al Banco Nación; y con ese codo poderoso borró lo que escribió con la mano.