El mandatario chino desde 2013, obtuvo este viernes un histórico tercer mandato como presidente tras una votación formal de la Asamblea Popular Nacional (APN), el órgano legislativo del país, que le brindó su respaldo total y ratificó su condición de líder más poderoso en décadas.
El resultado de la votación de los diputados, anunciado poco antes de las 11 locales (medianoche de la Argentina) fue inapelable: 2.952 votos a favor de Xi Jinping, cero en contra y ninguna abstención, un resultado celebrado con un sonoro aplauso de los parlamentarios reunidos en el Gran Palacio del Pueblo de Beijing.
Durante la ceremonia, milimétricamente diseñada para consolidar de legitimidad del proceso, Xi se acercó al centro del estrado del Gran Salón del Pueblo emplazado en la plaza de Tiananmen de Beijing, y posó su mano izquierda sobre la Constitución de China, que tres uniformados habían colocado sobre un pupitre, para jurar con el puño derecho en alto su tercer mandato.
“Juro ser (…) leal a la patria y al pueblo (…) y trabajar duro en la construcción de un gran país socialista moderno que sea próspero, fuerte, democrático, más civilizado y armonioso”, prometió Xi en su juramento, transmitido por los canales de TV en todo el país.
Los últimos meses fueron complicados para Xi, con grandes manifestaciones a finales de noviembre contra su política de “Covid cero” y una ola de muertes tras el abandono de esta estrategia en diciembre.
La Asamblea Popular Nacional (APN) también eligió al hasta ahora viceprimer ministro Han Zheng, como vicepresidente en lugar de Wang Qishan, y a Zhao Leji como presidente del comité permanente del Parlamento.
El presidente ruso, Vladimir Putin, cuyo país es un estrecho aliado económico y diplomático de China, no tardó en dirigir a Xi Jinping sus “sinceras felicitaciones”.
“Rusia aprecia enormemente su contribución personal al fortalecimiento de las relaciones (…) entre nuestros países”, dijo Putin en un mensaje publicado por el Kremlin.
Xi Jinping se convertirá así en el dirigente con más años en el poder en la historia reciente del gigante asiático.
Bien cercano a los 70 años de edad cuando termine su tercer mandato, podría incluso aspirar a otro lustro como presidente si ningún sucesor creíble emerge en este tiempo.
Pero la segunda economía mundial enfrenta numerosos desafíos: motorizar el crecimiento, desafíos demgráficos, y dificultades en el sector inmobiliario, entre otros.
Las relaciones con Estados Unidos se encuentran en su momento más bajo en décadas, con múltiples tensiones que van desde el estatus de Taiwán, la disputa por la hegemonía tecnológica, etc.
Xi denunció esta semana la “política de contención, cerco y represión contra China” aplicada por los “países occidentales encabezados por Estados Unidos” que “ha traído severos desafíos sin precedentes para el desarrollo” del país.
“Vamos a ver una China más segura de ella misma en la escena internacional, que afirmará su discurso de forma más pronunciada” al tiempo que intenta “reducir su dependencia hacia el resto del mundo”, dijo Steve Tsang, del instituto SOAS China en Londres.
China proyecta para 2023, que el PBI alcance los 21,73 billones de yuanes (3,92 billones de dólares), un aumento del 6% desde 2022, mientras que se espera que los gastos alcancen los 27,513 billones de yuanes, un incremento del 5,6% interanual, según un borrador del presupuesto presentado por el Consejo de Estado el lunes pasado.
El FMI, en tanto, elevó su pronóstico para el crecimiento económico de China en 2023 a 5,2% en enero, 0,8 puntos porcentuales más que su proyección en octubre del año pasado, impulsado por un repunte en el consumo privado.