Alexander Vucic logró la reelección presidencial en Serbia este domingo con cerca del 60 % de los votos, mientras que Viktor Orbán llegaba al 54 % con su partido Fidesz y lograba retener la mayoría absoluta del Parlamento Húngaro y de esa manera asumirá su quinto mandato. La buena sintonía que ambos gobiernos mantienen con la Federación Rusa no resultaron un impedimiento para lograr impactantes triunfos sobre la oposición.
El presidente de Serbia, Alexander Vucic, ganaba las elecciones presidenciales celebradas hoy con más de 59% de apoyo, según la proyección de la organización no gubernamental CeSID/Ipsos basado en voto real escrutado a 70,5%.
Vucic, quien se había presentado como garante de la estabilidad bajo la sombra de la guerra en Ucrania, reivindicó una aplastante victoria en las elecciones presidenciales.
“Obtuve 2.245.000 de los votos en la primera vuelta”, aseguró durante un discurso, en el que detalló que obtuvo cerca del 60% de los votos, informó la agencia de noticias AFP.
Por detrás de Vucic, el candidato de Unidos por la Victoria de Serbia, Zdravko Ponos, obtenía un 17,6% de votos, de acuerdo con la ONG, informó la agencia de noticias Europa Press.
De mantenerse el resultado, Vucic confirmaría las predicciones que auguraban su victoria y acabaría con las especulaciones sobre una posible segunda vuelta de las elecciones presidenciales.
En cuanto a las elecciones legislativas, el Partido Progresista Serbio (SNS) de Vucic, alcanzaba un 49,09% de votos, según CeSID/Ipsos, con lo que reeditará también su mayoría absoluta.
Tras casi una década en el poder, el partido de centroderecha SNS del jefe de Estado debe confirmar su control del Parlamento, según los últimos sondeos en este país tradicionalmente cercano a Rusia, donde muchos habitantes respaldan la guerra, incluidos algunos partidos de la oposición.
La intervención rusa a Ucrania alteró la campaña electoral que, según los analistas, iba a centrarse en el medioambiente, la corrupción y los derechos, y Vucic sacó provecho de la situación al presentarse como el único capaz de timonear el país en medio de la tormenta.
A media campaña, el mandatario inventó un nuevo eslogan: “Paz. Estabilidad. Vucic”.
“Esperamos una victoria enorme”, dijo al introducir su boleta en la urna. “Lo más importante, es preservar la paz, la estabilidad y garantizar grandes avance económicos”, agregó.
En un país antes considerado como un paria, sigue muy vivo el recuerdo de las guerras que llevaron a la desintegración sangrienta de Yugoslavia y las sanciones económicas que golpearon a la clase media.
El primer ministro de Hungría, el nacionalista Viktor Orban, ganó hoy en las urnas su cuarto mandato consecutivo, con mayor holgura de la esperada, informaron fuentes oficiales.
Su partido, la Unión Cívica Húngara (Fidesz), reunía 54,24% de los votos cuando se había completado 77% del escrutinio oficial, según la agencia de noticias AFP.
De ese modo, aventajaba claramente a la coalición opositora Unidos por Hungría, que aglutina a seis partidos, llevó como candidato principal a Peter Marki-Zay y solo obtenía 33,92% de los sufragios.
Los comicios se desarrollaron con tranquilidad, con una participación cercana al récord (de 67,8% media hora antes del cierre de las urnas), y desmintieron las previsiones de un resultado ajustado.
“Hemos obtenido una victoria excepcional, una victoria tan grande que probablemente pueda verse desde la luna, y desde luego desde Bruselas”, dijo Orban, de 58 años, en un breve discurso tras la publicación de resultados oficiales parciales.
Vestido de negro y con el rostro serio, Orban votó con su esposa Aniko Levai temprano en la mañana en una escuela de los suburbios de Budapest, y prometió una “gran victoria”.
Orban, un crítico feroz de la inmigración, los derechos LGBTQ y los “burócratas de la UE”, se ganó la admiración de los nacionalistas de derecha en todo el mundo.
Acusado por la Unión Europea (UE) de múltiples ataques al estado de derecho, Orban silenció durante tres mandatos consecutivos a la justicia y los medios, impulsando al mismo tiempo una visión ultraconservadora de la sociedad.
Tras la intervención rusa de la vecina Ucrania en febrero, Orban presentó las elecciones como una alternativa entre paz y estabilidad o guerra y caos.
Mientras la oposición pidió a Hungría que apoyara a su asediado vecino y actuara con sus socios de la UE y la OTAN, Orban, un antiguo aliado del presidente ruso Vladimir Putin, insistió en que Hungría debe permanecer neutral y mantener sus estrechos lazos económicos con Moscú, incluso seguir importando gas y petróleo rusos.
Al cerrar su campaña el viernes, Orban dijo a una multitud de simpatizantes que suministrar armas a Ucrania, algo que Hungría, el único vecino de la Unión Europea (UE) de Ucrania, se negó a hacer, convertiría al país en un objetivo militar, y que sancionar las importaciones de energía rusas paralizar la economía.
“Esta no es nuestra guerra, tenemos que mantenernos al margen”, dijo Orban.