Manuel García Ferré: la ilusión de educar y entretener

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Si, como dijo el poeta alemán Rilke, “la infancia es la patria del hombre” Manuel García Ferré podría ser uno de sus próceres, al menos para un par de generaciones que disfrutaron de sus creaciones. Aunque se lo conoce principalmente como dibujante y animador, su vasta trayectoria abarca aspectos que merecen ser conocidos y reconocidos.

Por Daniel De Marco


El joven “linyera” de Almería


Un día más como tantos en el Puerto de Buenos Aires. Una ruidosa sirena anuncia la llegada de otro barco del cual descienden cientos de personas entre las que se encuentra Manuel García Ferré, un adolescente que ha dejado una España aún desolada por los estragos de la Guerra Civil y sometida a la férrea dictadura de Francisco Franco para buscar nuevos y mejores horizontes en la Argentina. Apenas llegado, Manuel recorre las calles de esta nueva ciudad grande y desconocida con una carpeta en la que guarda sus dibujos a la espera de que alguien se interese en publicarlos:


“Cuando yo llegué a la Argentina a los 17 años, me sentía en la ciudad de Buenos Aires como perdido. Yo venía de una ciudad de provincia del sur de España, del Mediterráneo (Almería). Y en ese momento había en Argentina una canción que se cantaba mucho, estaba de moda, que decía: ‘Linyera soy, errante voy’, y yo sin saber todavía el sentido de la palabra linyera… Pero sí me captó el sentimiento que transmitía la canción y yo me sentía un linyerita caminando por las calles de Buenos Aires. Por eso mi primer personaje, que fue Pi-Pío, era realmente, más que un dibujo animado, un sentimiento. Este personaje me hacía recordar con su linyerita al hombro esas épocas en que yo recorría las calles de Buenos Aires buscando amigos, buscando algún grupo como yo tenía en España, que pertenecía a una especie de reunión de poetas, de bohemios”. (1)


Manuel consigue trabajo como cadete en una agencia de publicidad y comienza a cursar la carrera de arquitectura. En sus ratos libres se presenta en distintas editoriales con su inseparable carpeta hasta que un día logra mostrarle sus trabajos a Constancio Vigil, reconocido autor de libros para niños y director de la editorial Atlántida. En 1952 (seis años después de su llegada a la Argentina) Manuel García Ferré comienza a dibujar “Pi- Pío” para la revista Billiken.

Pi-Pío es un pollito “linyera” al que le ha quedado su cascarón atravesado luego de nacer y deambula por la vida con su atadito al hombro hasta que llega al poblado de Villa Leoncia para tomar el cargo de “sheriff”. García Ferré dibuja esta tira hasta 1959 y en ella hacen su aparición algunos personajes que posteriormente tendrán relevancia como Calculín, Oaky e Hijitus (en este último caso de forma muy diferente a como se lo conocería unos años más tarde).Simultáneamente comienza a involucrarse en el mundo de la animación, que hasta ese entonces no ha alcanzado un desarrollo significativo en nuestro país: tras un periodo inicial de experimentación con cortos sin sonido (animados con una máquina diseñada por el propio García Ferré, al igual que otras películas posteriores), crea su propia productora y se lanza a la realización de avisos publicitarios que se destacan por el creciente perfeccionamiento de la técnica de animación, su vivacidad y su “swing”.

Algunas de sus campañas más recordadas (que totalizan unos 800 comerciales) son para las gaseosas Canada Dry, Lanas San Andrés (por la cual obtiene un Martín Fierro en 1963), mayonesa Fanacoa (la de la “gallinita”) y Mantecol (para el cual crea a la célebre “pandilla” y su corito “uh-uh-uh”). Dirá García Ferré acerca de su trabajo como publicitario que “era la época en que prácticamente yo lo hacía (al aviso), lo dibujaba, lo vendía, lo llevaba al canal. Hacía todos los procesos, aparte del dibujo en sí”. (2)


Viendo al mundo con “anteojos” de niño

Con una demanda cada vez mayor por sus animaciones publicitarias en la naciente televisión argentina García Ferré se percata de que las tandas comerciales aglutinan avisos de productos y contenidos muy disímiles, lo que las hace carentes de atractivo para el espectador. Por esta razón propone a los directivos de Canal 9 la realización de avisos comerciales “ómnibus” donde los diversos productos de las empresas auspiciantes (que van desde gaseosas y chicles globo hasta hilados y electrodomésticos) estén integrados en una historia protagonizada por un tío y su sobrino (como representantes de la teleplatea adulta e infantil respectivamente): así nacen en 1962 Anteojito y Antifaz. La nueva dupla animada gana rápida popularidad apareciendo tanto en avisos publicitarios como en cortos musicales (al estilo de los actuales “videoclips”) y alienta a su creador a dar un nuevo y audaz paso: crear una revista para el público infantil.

Manuel presenta inicialmente su idea a la Editorial Atlántida, dirigida ahora por los hijos de Constancio Vigil, pero es rechazada (probablemente para no desplazar a su histórica “Billiken”); finalmente el dibujante llega a un acuerdo con la Editorial Julio Korn (otro gigante del rubro editorial con publicaciones de gran tirada como “Radiolandia” y “Goles”) y el 9 de Octubre de 1964 sale el primer número de la revista “Anteojito”. A lo largo de casi cuatro décadas la revista publica historietas protagonizadas por las creaciones de García Ferré, así como creaciones de excolaboradores de “Billiken”(“Pelopincho y Cachirula” del anglo-uruguayo Geoffrey “Fola” Foladori y “Don Fulgencio” de Lino Palacio) y de numerosos dibujantes argentinos(“Sónoman” de Oswal, “Coco y Cilindrina” de Clemente Montag, “La Pícara Sandrita” de Goyo Mazzeo, entre muchas otras) ; en sus primeros años incluye algunas fotohistorietas como “Manuelo”, “La pandilla Uanantú” y “El Hada Patricia”, esta última con inclusión de personajes dibujados; publica adaptaciones de clásicos de la literatura universal y hasta una sección de cocina con recetas e ilustraciones de Blanca Cotta.

Pero un aspecto distintivo de “Anteojito” es su especial enfoque en atender a las necesidades escolares de su público lector, para lo cual cuenta desde el comienzo con un equipo de docentes en procura de que los contenidos se ajusten a los programas educativos vigentes (de allí que las ilustraciones de la revista fueran infaltables en la decoración de las aulas argentinas para las fechas patrias). La revista al poco tiempo no sólo supera en ventas a Billiken sino que se convierte en la revista de mayor circulación de la Argentina junto al semanario de actualidad “Gente” con una tirada semanal de 250.000-300.000 ejemplares.

Domingo retro: Anteojito, la revista que educó a varias generaciones -  Mendoza Post
Antifaz y Anteojito


Para los chicos que lo miran por TV


Paralelamente al lanzamiento de la revista comienza a emitirse en Canal 9 “El Club de Anteojito y Antifaz”, el primero de varios ciclos televisivos que servirían como apoyo de los diversos lanzamientos basados en los personajes de García Ferré. En 1967 el
dibujante reflota a “Hijitus”, uno de los personajes aparecidos originalmente en “Pi-Pío”, para una serie de cortos animados y lleva a Goar Mestre (máximo directivo de Canal 13) la propuesta de emitirlos diariamente en fracciones de un minuto y medio de duración, con la intención de crear una tensión y una expectativa similares a las de las tiras gráficas (además de ser el único formato posible para entregar el material en tiempo y forma a la emisora). Hijitus es un niño que vive con su perrito Pichichus en un caño de hormigón en la ciudad de Trulalá y asume la identidad de superhéroe al atravesar su sombrero para convertirse en “Súper Hijitus”. Junto a Hijitus aparece una galería de personajes donde sobresalen el villano Neurus, el atolondrado Larguirucho, el arrabalero Pucho, el acaudalado Gold Silver y su caprichoso hijo Oaky (otro personaje de “Pi-Pío”), entre muchos otros.


Inmediatamente “Hijitus” se convierte en un “boom”, respaldado por su propio programa en vivo (“El Club de Hijitus”) y por un prolífico merchandising que incluye cacao en polvo, bolígrafos con forma de cohete, revistas de historietas, artículos de tocador y discos con canciones interpretadas por los personajes de la serie. Una de las razones de la rápida aceptación de Hijitus en el público es su “color local”: a pesar de su contexto de fantasía, Trulalá tiene rasgos que podrían ser los de cualquier ciudad argentina o latinoamericana; varios de sus personajes no hablan el castellano de las series extranjeras (dobladas por aquellos años en México o en Puerto Rico) sino en “argentino” (Larguirucho y Pucho con su acento porteño, el correntino Comisario de Trulalá y su asistente cordobés Lopecito). Otra característica distintiva tanto en la serie animada como en otras producciones de García Ferré es el uso de nombres o expresiones que parodian el latín (Hijitus, Pichichus, Kechum, Ratonius Ratus, el remate de Anteojito “Intríngulis chíngulis”), los cuales son (según confesión del propio dibujante) una jocosa “venganza” por todos los años que debió aprender
obligatoriamente la “lengua de los Césares” en sus días de estudiante…


Los cortos de Hijitus son realizados inicialmente entre 1967 y 1974, con un vertiginoso ritmo de elaboración “de lunes a lunes” para cumplir con las entregas. Otro obstáculo a sortear es el elevado costo de realizar cine de animación en nuestro país, para lo cual resulta decisivo el acuerdo de licencia de los personajes de García Ferré con la empresa de chocolates Fel-Fort que le permite financiar la realización de los cortos durante todo ese periodo. García Ferré consolida en esta etapa un equipo de colaboradores que
incluye una treintena de dibujantes y animadores como Néstor Córdoba, Jorge de los Ríos, Carlos Pérez Agüero y Hugo Csecs. En las voces participan el locutor peruano Pedro Aníbal Mansilla (como narrador en los cortos de Hijitus y también como la voz
de Antifaz) y principalmente Pedro “Pelusa” Suero(a cargo de 16 personajes, entre ellos Larguirucho, Pucho, Neurus y Gold Silver); un caso aparte es la voz del propio Hijitus, a cargo de Néstor D’Alessandro pero con un efecto de distorsión (D’Alessandro
también interpreta a la bruja Cachavacha y es el compositor de las canciones incluidas tanto en los discos como en las películas de García Ferré).


En 1972 Manuel García Ferré alcanza un nuevo hito con el estreno de “Mil intentos y un invento”, su primer largometraje y el más antiguo que existe en nuestro país (ya que sus precedentes son “El Apóstol” y “Peludópolis” de 1917 y 1930 respectivamente,
ambos realizados por el ítalo-argentino Quirino Cristiani, de los cuales no se conservan copias). Posteriormente realizará cinco largometrajes más entre los que se destacan “Trapito” (1975, considerada por García Ferré como su obra más auténtica junto a la
tira Pi-Pío) y “Manuelita” (1999, basada en el personaje de la canción de María Elena Walsh y que constituye un récord de taquilla para el cine argentino con una recaudación de 6,6 millones de dólares y una audiencia total de 2,4 millones de espectadores).

Un pingüinito “muy interesante”


Hacia fines de la década de 1960 García Ferré entabla contacto con la titiritera italiana María Perego, creadora del “Topo Gigio”, un muñeco animado con la técnica del “teatro negro” que tiene un enorme suceso en la Argentina; el productor vislumbra con esto la
posibilidad de que sus personajes pasen del plano al volumen y es así como varias de sus creaciones en dibujo (Calculín, Hijitus, Larguirucho, el Patriarca de los Pájaros) tienen su versión como títeres de goma espuma, al tiempo que nacen otros en este formato(el dragoncito Fu-Fi, Chifuleta y Don Ecológico), participando todos ellos en futuros ciclos televisivos como “El Mundo de Calculín”(1976) y “El Club de Anteojito”(1982-1983). García Ferré no se limita a copiar la técnica aprendida de Perego sino que perfecciona los movimientos de las bocas de los títeres (mediante un simple broche para colgar la ropa) y de sus ojos (logrando que no sólo se abran y cierren sino que se muevan en forma lateral).


Entre todos ellos ocupa un lugar especial Petete, un bebé pingüino que protagoniza a partir de 1974 una serie de cortos de dos minutos de duración donde junto a una joven presentadora aborda temas de cultura general de una manera amena y comprensible
para públicos de todas las edades. La serie también gana enorme masividad y en forma simultánea a los cortos televisivos se lanza una enciclopedia en fascículos que totalizan ocho tomos de 400 páginas cada uno. Con el tiempo “El Libro Gordo de Petete” se convierte en la producción más exitosa de García Ferré no sólo en la Argentina sino a nivel internacional, exportándose al resto de Latinoamérica, a España y a otros países como Israel, Suecia, Alemania y Portugal. Incluso el gobierno de la República Popular
China ofrece al dibujante la posibilidad de iniciar la producción local de los cortos pero éste desiste el ofrecimiento al requerírsele una estancia permanente en aquel país.

Por otra parte y con el fin de extender la publicación de material de divulgación cultural y científica a un público más amplio, Producciones García Ferré inicia en 1985 la edición bajo licencia de las revistas españolas Muy Interesante y Ser Padres Hoy.
“Apartado, pero no ausente” Con la cosecha sostenida de éxitos a lo largo de casi cuatro décadas, el inicio del siglo XXI parece promisorio para los proyectos de “Don Manuel”, como ya lo llaman con cariño y respeto tanto sus colaboradores como los seguidores de su obra. Sin embargo la honda crisis política, social y económica desatada a fines de 2001 golpea también a la
productora y lleva a García Ferré a tomar la difícil decisión de dejar de editar su publicación emblemática y así es como el 28 de diciembre de 2001 sale a la venta el último número de “Anteojito”.

En la página 3 el director escribe una carta a las distintas generaciones de lectores anunciando la despedida y siendo conciente de la huella dejada en ellos manifiesta: “Como dijo el poeta, ‘puedo estar apartado pero no ausente’ ”. En los años siguientes continúa con la edición argentina de “Muy Interesante” hasta 2007 y lanza en 2012 “Soledad y Larguirucho”, película donde incorpora por primera vez la interacción de personajes animados y actores humanos.

En 2013 el veterano animador prevé el inicio de la producción de un nuevo largometraje que no llega a concretar por problemas de salud, falleciendo el 28 de marzo de ese año. Con la desaparición física de su creador, Producciones García Ferré entra en un “impasse” que se acaba de cerrar recientemente con el anuncio de que la productora (dirigida ahora por las hijas del dibujante) acaba de cerrar un acuerdo con la distribuidora Telefilms para la realización de nuevas series de Hijitus y de Petete. (3)

“Instruye al niño en su camino…”
Para Manuel García Ferré la vida era sinónimo de ilusión. Así lo expresaba en una de sus últimas entrevistas: “la vida es una ilusión, desde que empezamos hasta que terminamos. Envejecemos, yo creo, cuando no tenemos capacidad de generar nuevas ilusiones. Pero mientras el ser humano mira hacia adelante y genera nuevas ilusiones está generándose vida, se está abriendo camino” (4).

La ilusión que guió su trayectoria
artística fue la de brindar un entretenimiento sano y de contribuir al enriquecimiento cultural de públicos de todas las edades pero fundamentalmente de los niños a quienes supo comprender como pocos, probablemente porque tenía (como ellos) la misma
curiosidad, creatividad y candidez. Sus innegables logros profesionales provinieron de su espíritu emprendedor apuntalado por un equipo de talentos a los que él mismo se ocupó de promover, desarrollar y reconocer, y de esa llama creativa que mantuvo encendida desde aquellos primeros años donde arrastraba sus juguetitos de lata en su Almería natal hasta los años adultos en los que plasmó sus ilusiones en forma de películas filmadas con las máquinas de su propia creación.


Sabiéndolo o no, García Ferré siguió la máxima salomónica: “Instruye al niño en su camino, y aun cuando fuere viejo no se apartará de él” (Proverbios 22:6). Los niños que ayer disfrutaron y aprendieron con sus creaciones no se han apartado de aquel camino y conforman hoy una nutrida legión de entusiastas seguidores que mantienen vivo su legado en las redes sociales, dándolo a conocer a las nuevas generaciones. No sería de extrañar que en poco tiempo veamos a más de un chico preguntando a sus padres y abuelos el significado de “repimporoteo” o “cosha golda”, o buscando afanosamente algún sombrero viejo para intentar convertirse en superhéroe…Es la misma ilusión que al decir de Don Manuel estuvo “apartada pero no ausente”, que no está de regreso porque en realidad nunca se fue.

(1) (2) Entrevista con Julio Lagos y Juan Gujis en “Clio Show”, Canal 13-Buenos
Aires(1992)
(3) “Vuelven Hijitus y Petete: la historia detrás del retorno de dos clásicos
argentinos”, diario “La Nación”(29/6/2021)
(4) Entrevista con Beto Casella, Canal C5N- Buenos Aires(2012)