Entre la tristeza y la hipocresia

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Alberto Fernández encabezó un homenaje a los fallecidos con coronavirus junto a gobernadores, el jefe de Gobierno porteño, representantes de diferentes credos y trabajadores esenciales. El mandatario no hizo ningún mea culpa por el errático manejo sanitario realizado por su Gobierno.

Por Carlos Castilla

En un acto desarrollado en el CCK y transmitido por cadena nacional, Fernández pidió este domingo cuidar a la Argentina para que “entre todos y todas, juntos y juntas, derrotaremos a la pandemia”.

“Con diversidad, cuidémonos entre todos y juntos derrotaremos a la pandemia”, dijo el Presidente, y abogó por la idea de estar “unidos para mancomunar, recuperar, reconstruir, y así podremos mirar el futuro con memoria y confianza”.

Fernández afirmó que con esta pandemia “estamos presenciando un cataclismo que azota a la humanidad, con millones personas fallecidas en el mundo entero”.

Recordó que “cada una de las personas que fueron víctimas de la pandemia tenían un nombre, una vida, cada una tenía hija, hijo, hermanos, madres, padres, familiares y amigos”,y subrayó que “a quienes se han ido en estos momentos dolorosos no los olvidaremos nunca”.

“Todos tenemos afectos que han perdido su vida en este tiempo, ausencias que han dejado vacío en sus familias, vacíos en nuestra sociedad, que provocan desconsuelo”, expresó el mandatario, y subrayó que “a quienes se han ido en estos momentos dolorosos no los olvidaremos nunca”.

Fernández puntualizó que el virus “es invisible al ojo humano y todavía en parte desconocido, agresivo, que destruye y genera mucho dolor”, y manifestó que la pandemia “edifica un muro inmenso que impide abrazar a otros” e “impide vivir buena parte de la vida”.

“Nuestras pérdidas han dejado abiertas heridas que tendremos que curar, de manera personal y familiar, y que tenemos que sanar como sociedad”, indicó.

“Nos ha hecho ver la vida de un modo distinto, nos damos cuenta el valor de la solidaridad y los peligros del egoísmo en una catástrofe como la pandemia”, completó.

Fernández se preguntó si “se puede soñar con un mundo mejor que conviva en el planeta”, si es factible “una sociedad intensamente solidaria”, si se puede “imaginar un futuro común”, si la “humanidad tendrá más anticuerpos contra la indiferencia” y si “se hará viral esa voluntad”; y destacó que “cada uno de nosotros, con este homenaje, pueda multiplicarse después de esta ceremonia”.

“Los que que se fueron están en la memoria y en nuestro corazón, siempre”, señaló, y añadió que “sanar es mantener vivo en recuero de cada uno”.

Se esperaba en esta jornada alguna reflexión crítica acerca de la errática política sanitaria desplegada por el gobierno nacional en más de 15 meses, pero Alberto Fernández no realizó ninguna autocrítica por la lenta distribución de las vacunas, ni el vacunatorio VIP para funcionarios, ni tampoco de los miles de militantes veintiañeros progubernamentales que recibieron las dosis antes que las personas de riesgo, muchas de las cuales engrosan la lamentable cifra de 92.568 muertes a la fecha, según reportó este domingo el Ministerio de Salud.

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Estuvieron presentes en el acto la primera dama, Fabiola Yáñez; el jefe de Gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta; y los gobernadores Raúl Jalil (Catamarca), Jorge Capitanich (Chaco), Gustavo Valdés (Corrientes), Gustavo Bordet (Entre Ríos), Sergio Ziliotto (La Pampa) y Rodolfo Suárez (Mendoza), Axel Kicillof (Buenos Aires), Mariano Arcioni (Chubut), Gildo Insfrán (Formosa), Gerardo Morales (Jujuy).

También estuvieron los mandatarios provinciales Ricardo Quintela (La Rioja), Oscar Herrera Ahuad (Misiones), Omar Gutiérrez (Neuquén), Sergio Uñac (San Juan), Alberto Rodríguez Saá (San Luis), Omar Perotti (Santa Fe), Gerardo Zamora (Santiago del Estero), Gustavo Melella (Tierra del Fuego) y Juan Manzur (Tucumán); y los vicegobernadores Manuel Calvo (Córdoba) y Eugenio Quiroga (Santa Cruz).

Además lo hicieron representantes de distintos credos, de pueblos originarios, de la comunidad afroargentina y trabajadores esenciales.

En el inicio del acto se hizo un minuto de silencio en homenaje a todas las personas fallecidas con coronavirus.

También se entonaron los temas musicales ‘La pasión según San Mateo, de Johann Sebastian Bach e interpretado por Susanna Moncayo; ‘Zamba para no morir, de Nadia Szachniuk y con guitarra de Juan Falú; y ‘Nos veremos otra vez’, de Serú Girán, con interpretación de Patricia sosa y Lito Vitale.

Al finalizar el acto cada uno de los presentes depositó una rosa blanca al pie de cada vela, en recuerdo de los fallecidos.