Las nuevas tecnologías pueden cambian nuestras vidas, ya que llegan a modifican prácticas cotidianas, nuestros modos de entender y de relacionarnos, pero no de debemos olvidar que el ser humano sigue teniendo “una tecnología” que es irremplazable.
Por David González
Cuando pensamos en las tecnologías de este u otro tiempo y cómo estas han cambiado los contextos culturales podemos encontrar muchos ejemplos, desde la piedra, el martillo, la máquina a vapor de la revolución industrial hasta la internet del año 60 para luego perfeccionarse y hacerse una herramienta masiva como la que conocemos en estos días.
Tecnologías que cambian vidas, ya que modifican nuestras prácticas cotidianas, nuestros modos de entender y de relacionarnos; porque son herramientas que nos cambian al interactuar con ellas al transformar nuestros modos de comunicarnos, de encontrarnos. En suma, modifican en esas interacciones nuestra forma de ser y de hacer.
Es importante a la hora de relevar cuales son las tecnologías que disponemos en nuestras listas, no solo revisar su finalidad y propósito para el que han sido creadas sino también es relevante no perder de vista la sensibilidad humana y la práctica de la ética.
En esa lista podemos incluir desde supercomputadoras que buscan igualar el cerebro humano; drones desinfectantes para este tiempo y otros que dan anuncios a los ciudadanos en época de distanciamiento, termómetros que patrullan calles, nanotecnología, robótica, Inteligencia artificial, hologramas que replican personas y las colocan en lugares a distancia aun sin moverse de sus casas, e innumerables aplicaciones para todo tipo de función o servicio son lo que viene y a los que debemos incluir, adaptarnos con el debido cuidado.
Pero para no desviarnos de la reflexión que quiero compartir hay una tecnología que tenemos como especie humana que no aparece en esa lista y tuvo, tiene y tendrá un poder sin límites y será irremplazable.
Es el poder de la comunidad, como dice la periodista, escritora y activista canadiense Naomi Klein “Nuestra mejor tecnología es la comunidad, vivir juntos, apoyarnos mutuamente” y al leer esta frase recordé alguno de los espacios en los que me encuentro coordinando acciones junto con otros, la innumerable cantidad de veces en las que actuamos en comunidad y al reflexionar sobre este tema a algunos de ellos les consulte sobre que les representaba esa palabra en este tiempo.
Es sorprendente que tenemos en nuestras manos algo tan poderoso como el poder estar unidos con un propósito compartido, en una conversación que nos conduce a determinados lugares, que produce resultados extraordinarios cuando nos juntamos, cuando aportamos cada uno una parte.
Como decía al preguntarles a personas cercanas aparecieron palabras como; unidad, conexión mutua, búsqueda de objetivos comunes, el sentirse parte de algo, sentir pertenencia y otras respuestas viajaron hacia recuerdos de espacios físicos como clubes, centros culturales, comunidades de fe. También palabras como valores, intereses, creencias, búsquedas y almas que se encuentran para algo que trae bienestar a un conjunto de personas.
De esa reflexión compartida justamente en comunidad afirmó la importancia que tiene, como dice Klein el “Estar juntos, el apoyo mutuo” y lo veo tan necesario como el aire que respiramos, como el sol, como el agua, así de esencial es y necesitamos recordarlo en esta circunstancia actual que atravesamos. Lo confirman los neurólogos y otros profesionales al decir que una de las cosas para que el corazón y el cerebro se encuentren sanos frente al estrés es socializar, encontrarse con amigos, familiares, pasar tiempo juntos. Aunque corran las restricciones al escribir este artículo no lo perdamos de vista y busquemos las formas de estar cerca.
El estar cerca es una determinación, una actitud que tiene en cuenta las formas y los modos pero que los excede. Los usa, para estar al tanto y relacionado con el otro. Nunca es una forma, sino una finalidad. Si al leer esto nos damos cuenta de que no estamos contenidos en una red o que no hemos construido o formado parte de una comunidad sólida, quizás este es el momento bisagra, es la oportunidad de empezar a hacerlo.
Cuántas personas té y nos necesitan hoy, o como decía el poeta Silvio Rodríguez: “La vida no vale nada si yo sigo aquí sentado después de haber visto y soñado que en todas partes me llaman” y a cuántas personas necesitamos simplemente para vivir cada día, es que cuando lo pensamos un momento el mundo no puede funcionar y de hecho no lo hace con la fuerza de una sola persona, pero vivimos muchas veces en espacios de ceguera con respecto a esto y creemos que solos nos arreglamos.
Una pregunta que me surge es ¿Para qué podemos juntarnos en este tiempo? y entendiendo como una herramienta que está en nuestras manos y que necesitamos crear y recrear cada día, inventarla y cuidarla, me surgen más preguntas ¿Qué podría ser diferente en nuestra vida y nuestro entorno? ¿Qué sería diferente si nos apoyamos en la comunidad?
Uno de los referentes a nivel mundial en temas de liderazgo como John C. Maxwell dice: “Asociarse con una comunidad de personas con valores similares a los tuyos te ayudará a multiplicar el sueño que tienes de marcar una diferencia” hoy nos podemos rodear de otros que nos potencien y ser nosotros quienes sostengamos y potenciemos a otros, aprenderjuntos, compartir información valiosa, y en esa doble vía salir crecidos para marcar la diferencia.
Así como las herramientas técnicas transforman nuestras prácticas y por lo tanto nuestra vida, nosotros también cambiamos y podemos transformar nuestra cultura, nuestro contexto e intervenir de la mejor manera nuestro sistema. Lo hacemos con nuestros proyectos, emprendiendo, creando, transmitiendo ideas, cooperando, siendo protagonistas de nuestro tiempo, con acciones concretas que cambian una, cien o mil realidades de los lugares donde habitamos.
El paradigma y el vivir desde el competir solo se hace valioso y cobra fuerza si esa competencia es para ver quién da más o quién es más generoso, podemos cambiar la cultura del competir por la de conversar o cooperar y eso forma comunidad.
Este es el tiempo de potenciar esta tecnología, de sabernos cerca, de comprender que las relaciones cultivadas nos salvan y que nosotros somos y podemos ser una enorme posibilidad para otro, con lo que hacemos, con lo que sabemos, con lo que vemos y otros no ven, con lo que tenemos en la mano, con lo que somos y aprendimos hasta aquí, nos necesitamos más que nunca.
Es una ilusión seguir creyendo que las cosas dependen de nosotros solos, que todo se da en la vida por esfuerzo y mérito propio, es una falacia, somos redes, solo necesitamos articular, unir los puntos de encuentro, no es verdad que escasean los recursos, nuestro mundo es un mar de abundancia, con creatividad podemos crecer de manera exponencial si compartimos, con lo que trae uno, y el otro y el otro y aquel y yo y vos así vamos sumando una mano, un palabra, un aliento, una idea, un recurso material, una respuesta o simplemente otro punto de vista.
Lo que Tenes puede representar la respuesta de otros, algo inesperado y sorprendente, algo grande, o algo tan pequeño como decía Teresa pequeño como una gota de agua en el mar pero que sin esa gota el mar no sería el mismo.