Otro de los sectores afectados por el coronavirus y los protocolos establecidos son los teatros, quienes se vieron obligados a encarar el peor de los guiones en el peor de los escenarios.

El ecosistema del teatro se basa en componentes principales como los actores, el director, los asistentes, la escenografía y, obviamente los espectadores. Pero dicen que lo más importante dentro de este mundo es algo que no se ve, pero todos aceptan: el contrato tácito. Se dice que desde el momento que se levanta el telón, comienza a regir este acuerdo sagrado entre el espectador y la obra en cuestión, porque uno sabe que se trata de una ficción, y por lo tanto, acepta todo lo que le van a mostrar y contar, y se va a interesar por ello como si fuera cierto. De esta manera, se construye este pacto donde el espectador suspende su credibilidad y se sumerge en el sueño de la ficción.

En este sentido, uno de estos pactos se firmaba cada fin de semana en el Teatro La Mueca de Palermo, donde Rocío Plaza, una actriz, bailarina y cantante de 30 años, formaba parte de “Desencontrados”, una obra conformada por un prometedor elenco que deleitaba y entretenía a 150 personas en cada función, con una propuesta que incluía seis sketchs por noche dirigidos por el director Nicolás Yannicelli. Pero ni en el guion más macabro y fatalista, alguien hubiese imaginado que la noche del sábado 14 de marzo de 2020, el telón iba a bajarse para no volver a subir durante muchos meses.

“Cuando comenzó la pandemia, yo formaba parte de Desencontrados, obra de teatro ya en sus últimas funciones de temporada. Pero me quedé sin nada, porque tampoco pude seguir dando clases por tener que abandonar todo por estar ensayando tanto, así que la pandemia y las restricciones me dejaron sin trabajo con un año planificado sin cumplirse”, confesó la actriz.

El elenco de Desencontrados (2020) a sala llena

Además de esta obra en curso, Plaza contaba con otros dos proyectos al mismo tiempo, ya que estaba ensayando para “Footloose, el musical”, con la versión original de Broadway; y también en “Israel, el musical”, en donde estaban a punto de irse de gira por todo Latinoamérica, pero la propagación del coronavirus canceló todo.

Con respecto a las restricciones estrictas impuestas por el Gobierno Nacional, Plaza opinó: “Creo que al comienzo tenía coherencia y apoyaba las decisiones, pero luego del funeral masivo de Diego Maradona, sentí que me tomaron el pelo, como ciudadana y trabajadora del arte. Sentí que el discurso se cayó.

Según la Asociación Argentina de Actores (AAA), si se toma como referencia el mes de agosto de 2020, que resultó ser el mes más álgido en cuanto a ingresos, en dicho período cobraron sus haberes a través del sindicato un total de 1.168 personas en todas las ramas de la actividad. En el mismo período de 2019, cobraron sus haberes un total de 4.187 personas. Esto significa un impacto negativo del 258%. Además, en un principio, el censo de obras en emergencia que publicó la Asociación de Profesionales de la Dirección Escénica (APDEA) registró 239 obras en cartel suspendidos, 40 giras canceladas, y 1914 artistas afectados, durante los primeros meses de cuarentena. Una panorama totalmente desolador.

Casualmente, dicha asociación nació en tiempos de pandemia, en marzo de 1919, cuando aún se sentían los efectos de la gripe española, que también obligó a cerrar teatros y paralizar la actividad, perjudicando a un colectivo que no contaba con ningún tipo de derechos y que era objeto de permanente explotación. Desde los inicios hasta hoy, los logros de la Asociación Argentina de Actores han sido innumerables y los derechos laborales de los que gozan las actrices y actores argentinos son una referencia, pero en estos últimos meses, el accionar de dicha organización fue cuestionada por muchos de sus afiliados.

Rocío Plaza, la actriz y bailarina en todo su esplendor

“Creo que la AAA no está lo suficientemente a la altura de la situación. Como sí creo que SAGAI (Sociedad Argentina de Gestión de Actores Intérpretes) está constantemente dándonos beneficios e intentando solventar esta situación. Durante la primera parte recibimos ayuda de la fundación, porque llevaban comida y dinero a los que más necesitaban, además de hacer un acompañamiento telefónico constante con gran presencia”, aseguró Plaza, que además de teatro independiente, formó parte de tiras exitosas en televisión como “Patito Feo” y “Viudas e hijas del rock and roll”, y en teatro, en elencos como “Hello Kitty, el musical”, “La casa de Bernarda Alba”, “Cantando con Adriana“, entre otros.

En lo que respecta a la ayuda proveniente del Gobierno Nacional, el Ministerio de Cultura de Nación anunció a través del Boletín Oficial un fondo de $50 millones para mitigar el impacto en la industria. Esta ayuda será para los dueños de salas o predios que tuvieron que cancelar sus funciones en abril por las últimas restricciones de circulación. La iniciativa se llama “Programa Impulsar” y abarca a establecimientos que ofrecen shows de “música en vivo, teatro, circo o danza”. Pero esta iniciativa dejan afuera a muchas salas de barrio que forman parte de la identidad de la sociedad.

Tras este duro golpe, al igual que otros tantos sectores, el teatro tuvo que reinventarse, porque la creatividad que define a una actividad como la teatral en todo su engranaje, desde la escritura, pasando por la interpretación, la dirección y la producción, se volvió a poner a prueba durante la pandemia. Las obras tuvieron que ingeniárselas para sostener económicamente sueldos y servicios con ingreso cero. Los actores, directores y guionistas se lanzaron a la aventura de seguir creando y mostrando su arte a través del streaming, lo que devino en infinitas propuestas de calidad heterogénea pero que volvió a confirmar el combativo espíritu argentino.

“Hice dos obras por streaming, ‘La Naranja Mecánica’ y ‘Cantando con Adriana’, y también hice autoteatro donde los aplausos eran bocinazos. Y la verdad es que era todo bastante engorroso, porque pienso que no es teatro. Y a los más chicos, no nos alcanzaban los presupuestos. Yo particularmente no pude volver nunca al teatro porque no daba el dinero. Las grandes producciones volvieron con restricciones de asistencia y aún así no se recuperó del todo, asi que estas últimas restricciones, terminaron por endeudar a todos”, afirmó Plaza, quien sueña que en el mediano plazo el telón vuelva a subirse y tenga que sólo concentrarse en explotar su personaje de turno.

Plaza con el elenco de Cantando con Adriana (2018)

Por el momento, la transmisión online pareciera ser el único salvavidas para los espacios artísticos. Alternativa Teatral, la web que consolida la información sobre toda la cartelera teatral del país, se sumó a la movida y la propuso a todo el mundo del teatro. Por problemas con los derechos de autor, solo pueden trabajar producciones propias, y en general las obras están filmadas con cámara fija. Pero pareciera ser una buena posibilidad a futuro para salas de poca capacidad, debido a que pueden ver multiplicado su público y llegar a audiencias de todo el mundo. El año pasado, según la plataforma, hubo en CABA 501 espacios con actividad teatral. Se realizaron 5.764 espectáculos de los que participaron 31.567 artistas y técnicos.

A modo de reflexión final, y antes de que se cierre el telón de esta entrevista, Rocío Plaza aseguró: “Nunca imaginamos vivir esta realidad. Creo que a partir de esto vamos a entender que nada es seguro. Lo más importante siempre es la salud y sentirse seguro. Creo que al comienzo me sentí representada por Alberto Fernández, pero luego sentí que estamos perdiendo el rumbo y volvieron las individualidades políticas por sobre la salud de los argentinos. Y nosotros los laburantes pagamos los platos rotos”.