Las últimas medidas implementadas por Alberto Fernández apuntan a mejorar el sistema de salud pero perjudica a miles de negocios, en este caso las cervecerías, como por ejemplo la cadena Cervelar.

Desde hace varias semanas, Maximiliano Díaz, un paseador de perros de Villa Real de 25 años, realizaba su trabajo cotidiano en los alrededores de la Plaza Arenales, pleno corazón del barrio de Villa Devoto, con una sensación extraña mientras deambulaba con su vasto grupo de canes. Y el porqué de ese sentir confuso se revelaría luego de pasar por una de las cinco esquinas provocadas por el cruce de las calles Nueva York, Mercedes y Fernández de Enciso: dejó de funcionar la mítica heladería Monte Olivia, local histórico que deleitó a los vecinos durante 55 años, en los cuales atravesó infinidad de crisis pero que no pudo superar la catástrofe provocada por el coronavirus y su cuarentena.

Esta postal y el triste cierre de un local porteño mítico se está transformando, peligrosamente, en una cotidianeidad en la actualidad, debido a que el aumento de contagios de coronavirus en Argentina pareciera no tener freno, y por consiguiente, se están aplicando restricciones que están enfocadas en la salud, pero no la economía y el trabajo, principalmente de las pymes y negocios gastronómicos en este caso.

Cerró Monte Olivia, la emblemática heladería de Villa Devoto | BAE Negocios

Según la AHRCC (Asociación de Hoteles, Restaurantes, Confiterías y Cafés), en 2020 cerraron más de 10 mil locales en el país y se perdieron más de 150 mil puestos de trabajo. Y aseguran que si continúan las últimas restricciones, se perderán otros 200 mil puestos más y otros 15 mil locales tendrán que cerrar. Un panorama desolador.

Y estos números se repiten en otros sectores: según datos de la Asociación de Propietarios de Pizzerías y Casas de Empanadas (APPYCE), el 15% de los locales destinados a este tipo de productos cerró por la pandemia, lo que afecta a aproximadamente 1.500 empleados y la situación podría empeorar.

Pero si analizamos los golpes económicos provocados por el coronavirus, otros de los más afectados son los bares y cervecerías artesanales. El confinamiento social obligatorio forzó, en una primera instancia, a los locales del sector a cerrar sus puertas. Las grandes marcas de bebidas alcohólicas gracias a su logística, red de distribución y convenios de marketing en supermercados pudieron sostener cierto volumen de ventas, aunque fuese en niveles inferiores a periodos pasados. De esta manera, las cervecerías artesanales fueron las más castigadas por no contar con la logística, ni la capacidad de distribuir sus productos, porque su negocio era la venta directa al público.

Un ejemplo claro de lucha por sobreponerse a pesar de la crisis es la cadena de cervecería artesanal Cervelar, marca que nació en 2008 de la mano de dos hermanos que tuvieron la gran idea de abrir la primera tienda de cerveza artesanal especializada de Buenos Aires, y que con el correr del tiempo el negoció creció por la calidez y buena atención, generando el total de trece franquicias tanto en Capital Federal como en el conurbano bonaerense.

Boom de cervecerías artesanales en Devoto

En el caso particular de la sucursal de Cervelar en Urquiza, el dueño del mismo, Esteban Durandeu, realizó su descargo con respecto a las últimas medidas implementadas y en cómo afecta en el día a día: “Te liquida la cuarentena porque pasas a vender un 15 o 20 por ciento de lo que vendías antes. Nosotros en nuestro local ahora por el momento tenemos ocho empleados haciendo turnos de seis horas. Pero en condiciones normales, sin pandemia, tenemos once o doce en total”.

En relación a la ayuda brindada por el Gobierno Nacional con el programa “Reconstrucción Productiva II”, Durandeu diferenció aspectos positivos y negativos del mismo: “El REPRO II está bien orientado pero faltan cosas. Por ejemplo, hubieran facilitado más el tema de los préstamos. Nosotros terminamos sacando uno con Santander Río con una tasa del 24 por ciento. Hubo un momento donde nosotros pudimos acceder a créditos a tasa cero pero en esta oportunidad no hubo esa facilitación para los comercios del sector”, aseguró.

Además, el titular de una de las franquicias cerveceras remarcó otro aspecto negativo de la ayuda gubernamental: “la asistencia que nos brindan está apuntada a los empleados, pero después nosotros tenemos que pagar la luz, el alquiler, impuestos, etc. y por eso se complica todo”.

En lo que refiere al acotamiento en los horarios estipulados para circular, Durandeu afirmó: Nosotros al ser una cervecería nos mata el tener que cerrar temprano, porque al mediodía por más que abrimos, no tenemos flujo de gente porque nadie se sienta a comer. Esa gente se apunta a otro tipo de comidas para ese momento del día”.

“Si cerrás la noche, hay que ser más contemplativo con los negocios de este rubro, que viven de la noche, ese es el principal problema que hay con respecto a las últimas medidas”, agregó.

En cuanto a la ayuda general para todas las pymes afectadas por la pandemia, el titular de Cervelar analizó: “Entiendo que algo hay que cortar, pero no puede ser la misma ayuda para todos. No puede ser que un local que perdió el 90 por ciento de facturación reciba la misma ayuda que el negocio que perdió el 10 por ciento, eso no tiene sentido”.

Apertura Cervelar Villa Urquiza - YouTube

Por último, Durandeu realizó una reflexión final que fue apuntada a los titulares del sector al que pertenece: “Si bien es un momento donde no hay que generar líos en la sociedad, creo que en el rubro gastronómico las cámaras no se mueven mucho para pelear mejores acuerdos. Eso es un punto a mejorar”, remarcó.

Según, Martín Vicente Pepe, el presidente de la Cámara Bonaerense de Cervecerías Artesanales, el porcentaje de cervecerías artesanales que cerraron de manera definitiva durante la pandemia es entre 35% y 40%. Además, según el Ministerio de Producción, los fabricantes de cerveza artesanal representan el 3 % del marketshare de la bebida en la Argentina, es decir, que se estima que una cervecería artesanal importante produce más de 1.500 litros de cerveza mensuales. Y todo esta producción se ve afectada negativamente por las restricciones, que si bien apuntan a alivianar el sistema de salud, perjudica a las miles de pymes que intentan subsistir a pesar del coronavirus, las restricciones y la inflación. Un combo que podría ser letal.