La región llamada también República de Artsaj es un conflicto congelado, se declaró independiente de Azerbaiyán con la ayuda de Armenia y tras un cese al fuego impuesto por las potencias regionales, quedó sin reconocimiento internacional, lista para encender un nuevo conflicto armado.

La República de Artsaj tiene la misma bandera que Armenia, excepto por una pequeña guarda blanca que la divide en el costado derecho; todos hablan armenio y, según el propio Gobierno separatista Armenia -que al principio aportaba la mayoría del presupuesto nacional- hoy financia alrededor de la mitad del Estado.

Fuera de los tiempos de conflictos armados, viajar a las montañas y los paisajes de Nagorno Karabaj desde Ereván, la capital armenia, es como ir a otra región. La frontera en la ruta es una mera formalidad, casi sin infraestructura, gracias al territorio de Azerbaiyán que Armenia ocupó militarmente tras el cese al fuego de 1994 y pese a los reclamos de la ONU, para garantizar la contigüidad con Nagorno Kabaraj.

Nada indica que en ese lugar se está cambiando de país, según las reivindicaciones de la República de Artsaj, que solo es formalmente reconocida por otras tres regiones separatistas y conflictos congelados protagonizados esta vez por Rusia: Transnistria (oficialmente en Moldavia), Abjasia y Osetia del Norte (ambas parte de Georgia).

Como Nagorno Karabaj solo limita con Armenia y Azerbaiyán, está virtualmente aislada del mundo y depende del primero para proveerse de todo lo fundamental.

Nagorno Karabaj: el germen de las recurrentes guerras entre Armenia y Azerbaiyán

La reivindicación de Nagorno Karabaj como una república armenia ha sido un tema central para el Estado armenio y gran parte de esa diáspora en el mundo. Por ejemplo, dos de los cuatro presidentes que ha tenido el país desde su independencia de la Unión Soviética nacieron en esa región.

Pero el conflicto no se limita solo a una disputa territorial entre dos vecinos, también arrastra a Rusia, la expotencia todopoderosa del Caúcaso, ese conjunto de países apretados entre el Mar Caspio y el Mar Negro, al norte de Irán y el este de Turquía.

Rusia se esfuerza por mantener buenos vínculos con ambas partes del conflicto, pero en los últimos tiempos los petrodólares de Azerbaiyán y su estrecha alianza con Turquía-una potencia regional con presencia en varios conflictos internacionales y con una histórica disputa con Armenia por su no reconocimiento del genocidio armenio durante el Imperio Otomano- le permitieron inclinar a su favor la asimetría militar con su vecino.

La comunidad internacional teme una guerra que, esta vez, no solo incluya a Armenia y Azerbaiyán. Más aún, cuando tanto Rusia como Turquía ya se enfrentan directamente o a través de mercenarios en otras guerras como las de Siria y Libia. Rusia denunció que ya hay combatientes de grupos armados activos en las guerras en Siria y Libia peleando “en la zona de conflicto en Nagorno Karabaj”, algo que ya había sido alertado por medios de comunicación.