Un viejo dicho anuncia que cuando la culpa es de todos, termina no siendo de nadie y si no pregúntenle a Donald Trump que niega que el calentamiento global y el cambio climático sean culpa de la acción de los seres humanos. El turismo está fuera de control ¿culpa de los turistas, de los destinos o de todos?
El título busca provocar, llamar la atención, no estoy seguro que el turismo como industria esté fuera de control, pero sí que está en problemas y que cada año se va a poner peor. El Consejo Mundial de Viajes y Turismo (WTTC) proyecta que para el 2030, serán unos 2000 millones los turistas anuales. La cuestión principal no es solamente la cantidad de turistas, sino también la manera de viajar y los lugares que elegimos. La fila de escaladores esperando horas en una fina cornisa para llegar a la cima del Everest, en uno de los lugares más peligrosos del mundo, me hizo un click en la cabeza. En el lugar más solitario del planeta hay que hacer cola y encima morir en el intento. Prometo nunca más quejarme por hacer fila para comprar un pancho en Nueva York, o para entrar al museo Vaticano o a la Torre de Londres. Bueno…no es verdad, me seguiré quejando.
La ola de críticas no se hizo esperar, agarrársela con Nepal es más fácil que con otros más poderosos, pero la ansiedad por aprovechar los billetes frescos de los turistas cruza el globo sin distinciones. 11 mil dólares pagó cada uno de esos montañistas solo por los permisos. Luego otros 30 o 40 mil más en gastos de todo tipo para cumplir su sueño de tocar el cielo con las manos. Una enorme pila de dólares y así y todo falló la organización, nadie previó la cantidad excesiva de gente, no se tomaron buenas decisiones y el resultado: una decena de muertes.
Turismo fuera de control: las hordas
No me gusta cuando periodistas, comunicadores, influencers o “como ahora se llamen” hablan desde un pedestal sobre las maldades del turismo masificado, de esas hordas de personas que no razonan y que como un grupo de langostas arrasan con todo allí a donde van. Tiene mucho de clasista esto. ¿Por qué algunos tendrían más derechos que otros a conocer París, Tokio, Florencia o Estambul? ¿Cuántas veces soñamos con ser parte de ese momento único e irrepetible: ver un amanecer en Angkor Wat o un atardecer en koh Lipe? El deseo de disfrutar de esos momentos en soledad es absolutamente justo, todos tienen el mismo derecho que nosotros a desearlo. La cuestión es que todos al mismo tiempo, se vuelve insoportable.
Todo el mundo tendría que tener la posibilidad de viajar alguna vez en su vida, te vuelve menos intolerante, más culto, más sabio, te regala momentos inolvidables y muchas veces amistades entrañables. Si aprovechás la ocasión por supuesto.
La historia del mundo es la historia de las migraciones
¿Por qué tendría que ser diferente ahora? Al fin y al cabo un viaje por turismo es una migración de unos días hacia algún lugar.
No hay un minuto en la historia de la humanidad en donde hombres y mujeres no hayan viajado de un sitio a otro en busca de alimento, agua, tierras, mejores climas, tesoros, conquistas, desafíos, enigmas, dioses. Solo repasar algunos imperios: romanos, persas, turcos, británicos, mongoles, españoles, franceses, portugueses, alemanes, norteamericanos, rusos, chinos, interminable la lista. Se han movido a sus anchas por el mundo aunque sus viajes no hayan sido exclusivamente por placer.
Alejandro Magno con sus ejércitos viajó, invadió y devastó medio mundo y en los libros de historia es uno de de los grandes conquistadores y se estudian sus proezas; Cristóbal Colón, Francis Drake, Vasco Da Gama y otros lo mismo, tienen monumentos aquí y allá por descubrir lo que ya existía. Y nosotros ávidos turistas en busca de emociones y con un puñado de días de vacaciones nos llaman hordas al mejor estilo los Hunos de Atila; y todo por querer sacar una foto más linda con ese odioso pero ¿necesario? palito selfie. ¿Quién decide lo que es necesario o no para unos y otras?
Actualmente el turismo es más desbocado, apurado si se quiere; se viaja por placer, por búsqueda de emociones, descanso, romper con la rutina, abrir la cabeza, encontrarnos con nosotros mismos, sentirnos realizados, aprender, conocer nuevas culturas, relajar, mostrar, correr y si, mostrar y mostrar. “10 días – 6 ciudades, más vuelos que cruzan los océanos” anuncian las agencias. El turismo es una industria y nosotros como turistas nos debatimos entre ser una molesta necesidad o un pavo al que hay que desplumar.
¿Se viaja más que antes?
Sí. Muchas más personas tienen la posibilidad de hacerlo. También somos muchos más en este planeta, más de 7 mil millones y contando. Los precios más accesibles en los pasajes de avión sobretodo, pero también en la mayoría de los medios de transporte, sumado a los avances tecnológicos y al desarrollo de las comunicaciones completan el combo.
Pero repito, esto de la pasión de viajar por placer no es algo nuevo. Tomen nota de esta fecha: 1867 (hace más de 150 años). Desde Nueva York zarpó un crucero con unos 300 pasajeros. La publicidad anunciaba un viaje inolvidable en barco a vapor por las principales ciudades de Europa, Egipto y Tierra Santa. Mark Twain (autor de clásicos como “Las aventuras de Tom Sawyer” y “Las aventuras de Huckleberry Finn”) relata las peripecias de este viaje en el que participó en su libro “Guía para viajeros inocentes”.